Per a subscriure el que deia en l'anterior columna,faré una cosa que no acostume a fer en aquest bloc: Penjar un text d'una altra persona. Normalment no ho faig, perquè crec que és millor vinclar a la seua pròpia pàgina i no nodrir la meua amb textos dels demés.
Es tracta, com no de Javier Ortiz. Com sempre, el seny i la lucidesa que ens mostra, a contracorrent, busca uns arguments que trobe afins als meus. Ací va:
¿Todos con España?
Lo oí ayer durante todo el día hasta la saciedad y eso que huí de los tropecientos programas especiales de radio y televisión que se realizaron hasta el comienzo del partido de marras y, con todavía mayor determinación, de los que se celebraron después: “¡Todos con España!” (o, alternativamente, “¡Todos con la roja!”).
Dos problemas en tres palabras.
Primero, lo de “España”. No insistiré demasiado –ya he desarrollado ese argumento otras veces– en que la Federación Española de Fútbol es un ente semiprivado que no sólo no depende de los poderes legítimamente electos, sino que se permite contrariarlos cada vez que se le pone. Que al equipo de fútbol que ella elige se le llame “España” no pasa de ser una licencia hiperbólica, comprensible a los efectos de una competición, pero carente de rigor.
Una vez recordado eso, llamo también la atención sobre el hecho de que la España que ese equipo simboliza, con independencia de que a algunos de sus integrantes les repatee, es sólo una de las Españas que hay. Ésa, la que ayer se impuso en todos los terrenos, pero sobre todo en el de los medios de comunicación, no es “la roja”. Es la roja y gualda: la que se pone firme ante el tachún-tachún de la Marcha Real, la que se embelesa con la presencia de los reyes y los príncipes, la del toro de Osborne, la de Manolo el del bombo, la que se deshace de gozo porque “hemos ganao a los mejores”, la del “España, España, España es cojonuda” y la de “con un par”. Hay muchos españoles –españoles de DNI, que al final es lo que cuenta a efectos estadísticos– que sienten repelús cuando ven a esa España a sus anchas, encantada de haberse conocido.
Ayer yo no quería que ganara la selección de Alemania. Tengo excelentes amigos alemanes –ninguno demasiado patriota–, y he conocido futbolistas alemanes de una calidad y de una inteligencia formidables, pero reconozco que, como diría Woody Allen de Wagner, cada vez que oigo las notas marciales del Deutschland über alles me entran ganas de invadir Polonia. Su estilo de juego, basado en el empuje y la superioridad física, me apabulla y, a la vez, me aburre. Es como si estuvieran preparándose en todo momento para pasar por encima del rival con un panzer. Ese tipo de sentimientos (pero sólo ése) me hizo simpatizar a partir del minuto 20 con la selección española, que hacía un juego mucho más divertido e imaginativo; técnico y, a la vez, sorprendente. Cuestión de gustos futbolísticos.
De modo que, aunque no estaba “con España” de antemano (no tenía ese prejuicio o, como dijeron en un informativo de RNE, ese “perjuicio”), el resultado del partido no me disgustó.
Hasta que el árbitro pitó la conclusión del encuentro y se desató la explosión delirante de nacionalismo españolero.
Apagué la televisión y me fui a la cama. Probé a encontrar alguna emisora de radio que no describiera enfervorecida el desparrame patrio, para que me ayudara a dormir con placidez, pero no la encontré. No se me ocurrió buscar Radio Clásica. Así que me dormí sin radio.
Sóc un afortunat!
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Un gat negre em barrava el pas davant el portal. Jeia al terra, amb les
potes estirades cap a un costat. M'observava, desafiant, des d'uns ulls
verds l...
Fa 1 any
1 comentari:
Jo, per la meva part, no volia que guanyés Espanya perquè sabia el que venia. Ara s'han tret la vergonya altre cop: ara "mola" ser espanyol i dur la camiseta de la selecció pel carrer i si entre ells n'hi ha dos o tres amb el pollastre damunt la tela "rojigualda", millor que millor.
Sincerament, aquests dies he estat prou desanimat amb aquest tema i el diumenge em vaig recluir a ca meva amb un bon llibre, però els claxons es varen sentir i ben molt. Bastant dur per mi.
En definitiva, que s'aprofiten de tot i mentrestant nosaltres sense símbols i cada dia més amagats...Toca sortir al carrer i dir ben alt "A mi m'emprenya que guanyi Espanya per motius purament racionals: és dolent pel meu país!!"
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